29 de marzo de 2018

Explorando lo desconocido

Hay dos tipos de "desconocido": lo que sabemos que no sabemos, y lo que  no sabemos que no sabemos. El ejemplo de ellos que había leído hace varios años era que uno caminaba por un bosque, encontraba manzanas y las comía porque sabia que eran sanas, luego encontraba bayas, y si bien no las conocía a esas en particular sabía que algunas podían ser venenosas, así que las evitaba. Pero luego encontraba hongos, y como sabía que existían hongos venenosos, los comía con malos resultados.

Ambas categorías nos impactan día a día. Y si bien uno puede tomar precauciones o en consideración respecto a las cosas que sabe que no sabe, para lo que no es consciente de ello las cosas son mas complejas.

Una forma de minimizar lo que no sabemos que no sabemos es aprender mas, por supuesto. Eso no sólo va a aumentar lo que sabemos, sino que va a hacer que tomemos conciencia de varias cosas que no. Y es mas fácil y rápido aprender sobre que grupos grandes de temas uno no sabe que aprender esos temas. Es mejor ser consciente de nuestro desconocimiento que el caer en cosas como el síndrome de Dunning-Kruger.

Otra forma, dentro de nuestra área de experiencia o entorno personal, es medir y cotejar, dentro de lo que sabemos, cuanto podemos explicar nuestras mediciones y patrones que aparezcan en ellas. Esos patrones y mediciones que no podemos explicar pueden ser una huella dejada por cosas de las que no sabemos que no sabemos. Y si bien podemos no llegar a explicar o entender esas cosas, podemos con distintas medidas caracterizarlo, darle una forma.

Es algo delicado de hacer, principalmente porque somos un instrumento muy poco fiable de medición. Recordamos de forma muy parcial (los sesgos cognitivos son muy buenos reconociendo patrones donde realmente no los hay) por lo cual registrar todo es importante, aunque puede venir implícito en lo que registramos usando computadoras. Podemos estarnos enfrentando a algo cercano a caótico o con muchos factores que no conocemos afectando el resultado, tal vez de forma no consistente en el tiempo.

No sólo no somos fiables como herramientas de medición, sino que somos especialmente malos midiéndonos a nosotros mismos, especialmente teniendo en cuenta esos sesgos cognitivos que nombre arriba. Otra categoría de cosas que no sabemos que no sabemos tiene que ver con como pensamos, especialmente porque somos a la vez el observador y el objeto que cambia (incluyendo nuestra memoria). Pero podemos observarnos a nosotros mismos al observar, o a nuestro entorno, para notar como cambiamos. Una analogía al respecto es pensar que se esta flotando en el mar, quizás arrastrados por una corriente no muy fuerte. Sin puntos externos de referencia, podemos pensar que estamos siempre en el mismo lugar, es cuando vemos algo mas que consideramos sólido que notamos que nos movemos.


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